lunes, 9 de noviembre de 2009

Y sin embargo...

Ayer quedé con una amiga a la que no veía desde hacía más de diez años... Llegamos a la conclusión de que la última vez que nos vimos fue el día que me casé. Mucho tiempo hace ya... Estuvimos hablando de todo: mucho pasado, bastante presente y algo de futuro. Aunque, evidentemente, y a pesar de haber quedado a priori en no revolverlo demasiado, fue el pasado el que se llevó la mayor parte del tiempo.

En realidad, era su pareja el que era mi amigo. Fue casi un hermano para mí durante mucho tiempo. Vivimos juntos momentos muy buenos y otros que no lo fueron tanto. Pero cuando las cosas se pusieron feas de verdad, desapareció. Y aunque posiblemente yo tuve algo de culpa, él no supo entender las circunstancias por las que yo estaba pasando. Hace ya más de cuatro años de aquello, y no he vuelto a saber nada de él. Claro que no fue el único... Supongo que es en los momentos malos de verdad cuando uno se da cuenta de con quién puede contar y quién está allí solo cuando las cosas son fáciles. Hubo gente por la que hubiera dado un riñón antes de aquello que ni siquiera descolgó el teléfono, y otras personas por las que no hubiera apostado ni un duro que se volcaron instantáneamente. Sorpresas te da la vida...

Volviendo a mi amiga, ayer coincidimos en que hemos seguido caminos paralelos durante mucho, mucho tiempo... Mucho más que esos diez años que han pasado desde la última vez que nos vimos. Caminos paralelos tanto en lo personal como en lo profesional. Algo realmente curioso... Me explicó lo que le pasó con mi amigo, y fue muy similar a lo que me pasó a mí. Supongo que quizás por eso él desapareció, no sé... Ni ella ni yo hemos tenido mucha suerte en las mismas circunstancias. Increíble...

Creo que nunca habíamos hablado tanto tiempo. Estoy seguro, en realidad. Medio cumplimos nuestra promesa de no revolver demasiado la mierda, aunque hubo mucha tristeza flotando alrededor la mayor parte del tiempo... Y algunos momentos en los que pudo apoderarse de nosotros. Pero no lo consiguió, y nos lo pasamos muy bien (yo, al menos, sí), y espero que no tardemos tanto tiempo en volver a pasar un rato juntos. Eso sí, con el pasado ya bien encerradito en el desván.

Después, al volver a casa, y rebuscando por yutuf, me encontré con esto... Y me pareció que venía que ni pintado. Son dos tonadillas en un solo vídeo, aunque casi comparten título... Y, además, cuentan las dos caras de la misma historia... El vídeo está realizado en el concierto que sirvió para la grabación del disco en directo de Sabina Nos sobran los motivos. En la primera parte, la bellísima voz de Olga Román canta la estupléndida copla de Quintero, León y Quiroga Y sin embargo te quiero. No conozco otra tonadilla en la que se reflejen con más crudeza los sentimientos del amor engañado que en esta.

Y después entra Joaquín y canta Y sin embargo. De todas sus tonadillas (y mira que tiene...) es quizás la que más me gusta. Es la otra versión de la historia, la del que traiciona a pesar (¿es eso posible?) de amar a otra persona...

Como os decía, dos estupendísimas tonadillas en un solo vídeo. Y, de propina el videoclip oficial de la última de Sabina, Tiramisú de limón, con la colaboración de Pereza. Que, curiosamente, aquí sí parecen ellos mismos, con esos toques de guitarra y de voz tan característicos y que están prácticamente ausentes en su último disco... En fins...

Disfrutadlas las tres.

Saludos.




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